Pierda el miedo a hacerse viejo
En '¿Y si vivimos todos juntos?', cinco amigos mayores de 70 años deciden vivir bajo el mismo techo.
Película pone sobre la mesa el tema de las formas alternativas de enfrentar esa parte de la vida.
Después de la dureza de Amor, ganadora del Óscar por mejor película extranjera, el cine hablado en francés nos regala otra visión sobre una de las etapas más duras de la vida: la vejez. En ¿Y si vivimos todos juntos?, cinco personas mayores de 70 años (incluidas dos parejas), amigas durante más de cuatro décadas, deciden irse a vivir bajo el mismo techo.
La cinta, no exenta de dramas como el cáncer y el alzhéimer, ha llamado la atención de los gerontólogos y de otros especialistas. Por ejemplo, Luis Fernando Orduz, presidente de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, califica como una buena idea “el sistema cooperativo que se ve en la cinta: unas personas que tienen limitaciones y deciden ayudarse entre ellas, pues la familia tiende a desentenderse con el paso de los años”.
En Colombia, donde la expectativa de vida está alrededor de los 74 años y sigue aumentando, las ideas sobre cómo enfrentar la vejez interesan cada vez más. Sobre todo, porque uno de los sentimientos más arraigados en relación con esta parte de la vida es el miedo.
Una pesquisa realizada por la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la Universidad Autónoma del Estado de México reveló que el 94 por ciento de la gente en ese país enfrenta un severo rechazo al envejecimiento. Y en Inglaterra, la Disabled Living Foundation Charity encontró que tres de cada cuatro personas le tienen miedo a llegar a viejos y que cinco de cada diez temen ser trasladadas a un geriátrico, mientras que dos de cada diez manifiestan miedo a la muerte.
“A menudo cito el diálogo de Cicerón en el que hablaba sobre la vejez –cuenta la psicóloga Elisa Dulcey-Ruiz, directora del Centro de Psicología Gerontológica–. Decía que se creía que alejaba del placer y de la actividad, y que acercaba a la muerte. Y remataba diciendo: ‘Quién será tan insensato que siendo joven no crea que puede morirse mañana’. Hoy, muchas de esas ideas persisten”. La experta agrega que “es probable que las personas que temen a la vejez hayan visto imágenes de viejos en condiciones deplorables, pues nuestra cultura ensalza lo joven y denigra de lo viejo”.
Uno de los preconceptos que más asustan es el de la decrepitud. “Al ser humano le duele perder la omnipotencia que cree tener. Con el tiempo, el organismo no funciona igual, y eso es un golpe”, explica Orduz. Esta situación es particularmente dura para las mujeres, porque mientras un hombre viejo puede ser catalogado como maduro e interesante, ellas tienden a ser representadas como personas que deben quedarse en casa y cuidar a sus nietos. Este fenómeno fue descrito por la escritora Susan Sontag como el doble estándar de la vejez.
Todo esto, dice Orduz, hace necesario un trabajo de aceptación. En ese sentido, transmitir los conocimientos que se han adquirido a lo largo de la vida puede ayudar. Labores como la docencia o las asesorías permiten que los mayores no queden excluidos de los procesos productivos.
En todo caso, subraya Dulcey-Ruiz, “cada vez hay más posibilidades de llegar a la vejez con un mayor conocimiento y en condiciones relativamente mejores”.
Otro prejuicio es el de la soledad. Por eso, ideas nuevas sobre cómo socializar en esta edad, como la que plantea ¿Y si vivimos todos juntos?, dan tanto que pensar.
“Los viejos debemos dar testimonio de que la vejez no es un desastre y de que no somos dependientes, sino que hacemos parte de la sociedad”, concluye Dulcey-Ruiz.
Consejos de un experto en el tema
Según Carlos Cano, geriatra del Hospital San Ignacio, es posible llegar a una edad avanzada en perfectas condiciones. “Ahora, el viejo joven está entre los 65 y los 79 años y el viejo viejo supera los 80”, dice. Cano agrega que, si bien la genética juega un rol importante, “la ciencia ha demostrado que más del 70 por ciento de un envejecimiento saludable es consecuencia del ambiente y de buenos estilos de vida”. El reconocido especialista recomienda los siguientes hábitos, sobre todo después de los 40:
Hacer ejercicio en forma permanente, y no solo aeróbico. Hay que seguir una rutina de pesas y fortalecimiento, por lo menos 5 días a la semana.
Dormir bien repara; el mal sueño es amigo de la mala vejez. Cualquier trastorno debe ser tratado.
Alimentación balanceada, acorde con sus necesidades. Hay que evitar los excesos y reducir la ingesta de grasas animales.
Leer, ejercitar la memoria y no vegetar ante la TV. Las personas con más educación y con idiomas sufren un deterioro mental menor.
Actitud positiva y cultivar una red de relaciones sociales gratas.
SERGIO CAMACHO IANNINI
Redactor de EL TIEMPO
Redactor de EL TIEMPO
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